Territorio

La Indicación Geográfica Protegida Ribeiras del Morrazo esta conformado por 8 ayuntamientos, Pontevedra, Poio, Vilaboa, Bueu, Cangas, Moaña, Marín y Redondela que por sus características climáticas, orográficas y geológicas hacen que en este territorio se elaboren vinos singulares.

Dentro de la enorme heterogeneidad climática que presenta Galicia como consecuencia de la directa influencia marina y el relieve del territorio, la zona amparada presenta un clima claramente determinado que podemos clasificar cómo oceánico-húmedo. Asimismo, casi la totalidad de la superficie dedicada al cultivo de la venid se encuentra por debajo de los 150 m s. n. m., localizada en la zona costera (Península del Morrazo y fondos de las Rías de Pontevedra y Vigo), nos terrenos de ala, con suaves pendientes y orientaciones protegidas por los reléeos de la dorsal del Morrazo, la Sierra del Castrove al norte, las elevaciones hacia Sierra del Suído en el este y la Sierra del Gallinero en el sur, que ejercen un importante efecto barrera sobre la penetración de vientos oceánicos, hecho que representa las condiciones idóneas para un área de grande productividad agrícola.

Clima

A comarca agrícola en la que se producen los vinos de la indicación geográfica protegida Ribeiras del Morrazo disfruta de unas 2.100 horas de sol al año y de temperaturas suaves con amplitud térmica reducida en el período vegetativo, entre 7,3 º C y 25,7 º C, con temperaturas elevadas en el período invernal (por arriba de los 9º de temperatura media en el mes de enero), con práctica ausencia de heladas y con unas precipitaciones que se sitúan entre los 1.300 y 1.800 mm, a lo que debe unirse la orientación de las sierras citadas anteriormente que produce una debilitación estival de las precipitaciones, que al combinarse con temperaturas relativamente altas en la misma época inducen a valores elevados de  evapotranspiración (entre los 600 y los 800 mm en el año) y consecuentemente, una acusada influencia mediterránea en este período, con temperaturas medias  entorno a los 18 º C, lo que claramente beneficia el cultivo de la vid.

Suelos

A mayoría de los suelos son moderadamente ácidos,  permeables, con baja capacidad de retención de agua y con escaso contenido en materia orgánica en su estrato más superficial. Son, en su mayoría, suelos antiguos, con hondura suficiente y bien  aquecidos por la insolación, lo que los hace acomodados para el cultivo.